domingo, 27 de abril de 2014

Pienzu por el Fitu

Una ascensión de enorme interés, no por su altura, sólo 1160 metros, ni por la dificultad técnica que pudiese entrañar,  es una ascensión de trekking cien por cien, pero es el pico más alto de una de las sierras circundantes a Picos de Europa, la Sierra del Sueve, es quizá, el pico que reúne la cercanía a costa, sólo 5 kilómetros, con su altura, más sintomático.

Salí de Arriondas, por la carretera a Colunga, hasta llegar al alto del Pico del Fitu a 590 metros, con un buen mirador del que no pude aprovecharme debido a la intensa niebla, bueno, aquí  se puede dejar aparcado el coche y tomar un camino (PR-AS-71) que sale justo enfrente del aparcamiento, donde hay un cartel descriptivo de la ruta, camino que, ascendiendo a través de un pinar, lleva al antiguo y abandonado refugio del Fitu donde da comienzo la sierra del Sueve, el camino a seguir bordea, de manera bastante llana, la ladera izquierda de la sierra, para llegar a una zona de praderas en la majada el Bustacu a 668 metros de altura, inconfundible por la primera fuente que nos encontramos y las ruinas de cabañas ganaderas y desde donde se divisa perfectamente la cima del Pienzu.

Se empina algo más el camino, siempre bien marcado, para llegar a otra fuente, recomendable, llamada Mergullines, desde aquí hacia nuestra derecha, tomando un ancho camino que nos lleva hasta el collado Beluenzo, poco más adelante otra nueva fuente, ya en la base de la ascensión en sí, con bastante pendiente y en zigzag, hasta llegar a la gran Cruz del Pienzu, ahora llena de antenas ¿porqué?.

Las vistas, muy recomendables del Norte del Cantábrico, Llanes Gijón, etc., que hoy no consigo por el mar de nubes que tengo hacia la zona costera, pero las vista

s hacia Picos de Europa compensan lo suficiente.

La bajada por el mismo sitio, encontrándome con algún ejemplar del famoso caballo asturcón y, al llegar de nuevo al puerto del Fitu recordar las últimas pedaladas de Indurain.

Entre subida, fotos y bajada, no he llegado a las cinco horas, con 5,9 kilómetros en cada sentido.

Después de comentar esta subida, tengo muchas opiniones acerca de subir por el hayedo de la Biescona, opción, parece ser, muy recomendable.






domingo, 6 de abril de 2014

Lisboa y alrededores

Compré hace tiempo una colección de pequeños libros que se repartieron con El País, son guías de ciudades europeas a recorrer en 48 horas, son fenomenales, esta vez me ha tocado una escapada por Lisboa, esa ciudad a la que quien la visita vuelve una y otra vez y en la que siempre se descubre algo nuevo, y alrededores, bien, han sido más de 48 horas, pero he vuelto a recorrer tanto Lisboa, como Sintra, como Cascais, como Estoril o como Setúbal.

Lisboa, en la que para disfrutarla hay que hacerlo a pie, o en alguno de sus vetustuos tranvías, a pie en constante sube y baja debido a su orografía, es una ciudad situada entre siete colinas en la desembocadura del Tajo, irremediablemente hay que subir cuestas y escaleras empinadas constantemente para encontrarse con miradores con vistas excepcionales.

Mucha lluvia, muy mal tiempo, pero aún así, ha merecido la pena y las cenas en los sitios más típicos del Baixa o en el famoso Ramiro han merecido la pena.

Comencé el recorrido, como no, en su famosa plaza del Comercio, también conocida por los Lisboetas como Terreiro do Paço, punto de arranque tanto de día como de noche, con sus típicos tranvías, saliendo de la plaza por el Arco del Triunfo entramos en Rua Augusta para acceder al barrio de Baixa, por donde, enseguida llegamos a la calle Santa Justa con su espectacular elevador al barrio de Chiado, se sigue hasta la plaza de Figueira, un cafetito en la terraza del café Nicola y siguiendo a la adyacente plaza Rossio entrando en la estación de ferrocarril con sus dos sorprendentes puertas en forma de herradura, a la salida por la parte superior se llega a la plaza Carmo con su iglesia en restauración, al lado, la parte alta del elevador de Santa Justa, un fantástico mirador hacia la ciudad, hacia el castillo de San Jorge y hacia el estuario del Tajo.

Desde aquí, lo normal es bajar hacia Chiado, pero mejor un descanso, mañana se hará y cambio de dirección, me voy hacia la Plaza Restauradores y la Avenida Liberdade, una continuación de la plaza hasta llegar a la plaza Marqués de Pombal y subir el parque Eduardo VII con unas inmejorables vistas de la ciudad desde su parte superior.

Bajada por la avenida Liberdade para llegar a la plaza Alegría, paso obligado antes de entrar en el Jardín Botánico, ¡que variedad de palmeras!, seguir el paseo hasta la Plaza Príncipe Real, bajar por la Rua de Don Pedro V hasta llegar al Mirador de San Pedro con buenas vistas hacia el Castillo de San Jorge y el estuario del Tajo y desde aquí bajar hasta la Plaza Chiado con una visita a la Iglesia de San Roque, espectacular su interior, ya en la Plaza Chiado, a su izquierda sale la Rua Garret ( que tiene a su derecha el Teatro Nacional de San Carlos y el Ayuntamiento) con el café A Brasileira tan tradicional en Lisboa como pudiera serlo el Café Gijón en Madrid, cafetito y final del día turístico, por la noche aperitivito y cena en Alfama, ese espectacular bacalao.

El segundo día se inicia donde termina el primero, en la plaza Chiado que da nombre al barrio Chiado, de camino por la calle Loreto, típica de Lisboa con sus tranvías, hacia San Bento , desde aquí hacia la Basílica de Estrela y su jardín, bajada hacia el jardín Necesidades y su palacio con sus vistas hacia el puente 25 de Abril sobre el Tajo, recorrido costero por la Avenida 24 Julio hasta llegar a la plaza Comercio y seguidamente, por la costa, dejando a la derecha la Estación Marítima, vemos la Casa dos Bicos, por las callejuelas detrás suyo, ya en el Barrio de Alfama, la subida a la Catedral de Sé, las vistas desde el Mirador de Santa Luzia, el atestado de turistas Castillo de San Jorge, el Mirador de Graça, pero sobre todo el recorrido por sus callejones y escalinatas, sus barecitos donde tomar el aperitivo o donde comer un tentempie, desde allí en taxi hacia el Parque de las Naciones y cuidado, igual es una costumbre entre los taxistas de Lisboa, que casualidad, dos, ninguno tenía cambio al final del trayecto y, además, después de una discusión para que solucionasen su problema, ambos se equivocaron en el cambio, dándome de menos, bueno, anécdotas nada más.

Pero el Campo de las Naciones lisboeta merece la pena por ver como se ha aprovechado la estructura de una Expo para hacer un magnifico barrio residencial y, cómo no, la vista del mastodóntico puente de Vasco de Gama.

Otro día más para visitar Cascais y la zona de la Boca del Infierno, unos espectaculares acantilados, después de Cascais, Estoril, bueno es una zona residencial de playa como otras, y el día termina en Sintra, primer error, mejor ir en el tren de cercanías que sale desde Lisboa a Sintra, fui en coche y es un horror, no hay aparcamientos libres y los ¿vigilados? te  permiten un máximo de dos horas, con lo que la tensión de volver te impide disfrutar de la ciudad, de subir andando hasta el Castelo y el Palacio Da Pena, tuve que bajar corriendo, no puedes comer tranquilo, bueno, aún así, merece la pena.

Último día en Setubal y vuelta a España.