sábado, 11 de septiembre de 2010

Morra de Lechugales en Picos de Europa


En el Macizo Oriental, quizá el menos conocido de los Picos de Europa se encuentra este pico, una de las montañas escondidas o no conocidas de Picos de Europa, quizá también una de las menos visitada, pero tiene el privilegio de ser el punto culminante del Macizo de Ándara, lo es por apenas unos pocos metros de diferencia sobre algunas de las bellas montañas que le rodean, como la cercana Silla de Caballo Cimero que mide 2.438 metros, lo que la hace casi invisible desde el valle. En realidad, ella misma es un abrupto mogote que sobresale del cresterío de la Pica de Jierru 2.426 metros.

Aunque el macizo se ubica en terreno de Cantabria, lo escarpado de sus vertientes sitúa su punto de acceso más sencillo en tierras asturianas: Sotres, y en la carretera a Tresviso, en el aparcamiento del alto del Jito de Escarandi, parte una pista que remonta el cordal. Este primer tramo de marcha supone una entretenida caminata hasta el refugio de Ándara, situado debajo del imponente Macondiu, es un antiguo casetón minero. Se llega en una hora apróximadamente, buen lugar para pernoctar y convertir la dura ascensión íntegra de la Morra de Lechugales en una más llevadera salida de fin de semana. También como opción, puede hacerse en el día, pero habría que añadir el tiempo de coche hasta el Jitu de Escarandi.

A la mañana siguiente, después del desayuno en el refugio, por detrás del refugio seguimos una pista que remonta hasta el Collado de la Aldea, por un camino bien marcado hacia la derecha, el que sigue de frente nos llevaría a la Torre de Samelar y en ascensión, desviándonos del que sigue de frente. Continuamos junto a la manguera que nutre de agua al refugio, hasta enlazar con el antiguo camino de las minas de la Providencia, que nos lleva a las Vegas de Ándara. Aquí encontramos una pista muy evidente que dibuja una gran curva, giramos a la derecha y, en la la base de la peña, dejamos la pista y remontamos la loma por una senda marcada con hitos en dirección a un empinado canalón que hay a la izquierda del Castillo del Grajal. Tras pasarlo, el camino trepa hasta el collado del Mojón en menos de tres horas desde el aparcamiento del Jitu o dos desde el refugio, collado que pasa entre La Rasa de la Inagotable y el pico Grajal de Abajo. Las vistas son curiosas, una zona de aspecto lunar, seco, rocoso y correoso para andar.

La senda desciende por la vertiente de Valdebaró, gira a la derecha y rodea por el sur el Grajal de Abajo hasta una horcada. Desde ésta continuamos unos metros por la cresta (SO) y accedemos a una loma más suave. La senda se dirige por la izquierda hasta el hoyo del Evangelista, pero antes de llegar a él, a la derecha, tomamos un sendero balizado que pasa junto a la cumbre del Grajal de Arriba.

El camino cruza un collado en la cresta, entre la Pica de Jierru y la Morra, y vuelve a la vertiente del Evangelista para alcanzar (SSE) otro collado, éste entre la Morra de Lechugales y la Silla del Caballo Cimero. Nos dirigimos ya hacia la mesa cimera, encaramándonos hasta el espolón, una pequeña trepada donde hay que echar las manos y así llegamos a la arista de la Pica y a la base de la Morra. Su cara NO ofrece la única vía de acceso, una especie de grandes escalones naturales en una fisura vertical de grado III de unos cinco metros por la que trepamos para alcanzar la cima, puede hacerse en unas cuatro horas.

Las vistas hacia un lado nos dan el Pico del Jierrui, la Silla del Caballo Cimero, hacia abajo los valles de Cantabria, al otro lado el Refugio de Aliva y Peña Vieja, más al fondo Curavacas, Espigüete y Peña Prieta.

La bajada se hace por el mismo camino, aunque nosotros nos bajamos por la vertiente opuesta hacia el Hotel Refugio de Aliva para seguir nuestros planes de los días siguientes.

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